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Porque si quieres, puedes

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En España hay actualmente más de cuatro millones de voluntarios, sin embargo aún no se encuentra entre los países de la UE con mayor número de voluntarios

Durante los últimos años ha sido muy destacable el aumento del número de voluntarios mayores de 65 años

“Cuando me jubilé quería seguir siendo útil, seguir haciendo algo para colaborar con la sociedad”

Las cifras son moderadas aún. Según un estudio elaborado por el Centro de Investigación Social (CIS), España cuenta actualmente con más de cuatro millones de voluntarios, una cifra no muy alentadora si tenemos en cuenta que sólo ocupa una franja del 23% de la población, cuando otros países como Países Bajos, cuentan con una franja del 54% de población que se dedica al voluntariado. No es despreciable, pero aún es poco.

Asimismo, un estudio elaborado por el Ministerio de Sanidad, política social e igualdad en 2011 afirma que casi el 42% de los voluntarios tienen edades entre los 18 y 35 años, un perfil de edad más joven, pero sin embargo es destacable resaltar que en los últimos años ha crecido el número de personas voluntarias mayores de 65 años. El por qué de este crecimiento podríamos encontrarlo en la premisa de que cada vez más personas mayores quieren seguir sintiéndose útiles y partes importantes de una sociedad que parece dejarlos siempre a un lado, casi desecharlos.

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Apartados del mundo

Sobre esto, la psicóloga y docente de la Universidad Miguel Hernández, Raquel Lorente, tiene claro que los mayores aún pueden aportar su granito de arena a la sociedad: “Pensamos que no son útiles pero hay muchas cosas que podríamos hacer aún para aprovechar sus capacidades, se merecen un descanso, sí, pero no quieren estar apartados del mundo” opina. Y casos como el de Pura Muñoz, de 64 años, jubilada y voluntaria de la Cruz Roja en Murcia, nos remiten esta verdad: “Cuando me jubilé quería seguir siendo útil, seguir haciendo algo para colaborar con la sociedad” comenta. Ella se encarga de Agenda telefónicas de seguimiento de usuarios de teleasistencia desde su incorporación el año pasado. Es un ejemplo de que cualquier persona puede seguir siendo útil a la sociedad y en un aspecto tan altruista como este.

Por el contrario, el aspecto más triste es que a veces, personas que podrían aportar muchísimo, son dadas de lado por la sociedad, tachadas de obsoletas. Lorente lo sabe bien, trabajando para la Residencia de Ancianos de Savia, en La Nucia, lo ha visto: “Iba a trabajar pensando que cuando las personas llegaban allí lo hacían con grados de dependencia muy severos, pero puedo afirmar que hemos llegado a tener 30 personas con un grado de deterioro severo y el resto, unas 50 personas, te sorprende que estén allí cuando en realidad son muy válidas”, una triste realidad a la que añade que: “Obviamente muchos han decidido estar allí, pero hay un importante número de personas que han sido llevadas, sin tener en cuenta su opinión”. Es triste finalizar así una vida que aún tendría mucho que aportar.

La importancia de ser voluntario

Muchas organizaciones, hoy en día, dan la oportunidad a la gente de desarrollar este tipo de labores sociales tan enriquecedoras como la acción del voluntariado. Una de ellas es la Cruz Roja. El 6 de julio de este año, esta asociación cumple 150 años ayudando a los que más lo necesitan, y uno de sus aspectos más importantes es el voluntariado de mayores, ya que, según el CIS, el 24,6% de los voluntarios se dedican a labores de dispacacidad y dependencia.

Las razones por las que una personas se dedica al voluntariado son muy diversas, pero según Rosa Navarro, Directora de Voluntariado y desarrollo local de Cruz Roja de Murcia “el más puro es el de querer solidario” algo con lo que coinciden José Silverio Morera, jubilado y Voluntario de mayores en Cruz Roja en Murcia: “Como el 99,99% de las personas que se apuntan: Yo quería hacer algo bueno por los demás”. El caso de este voluntario es muy curioso, a los 33 años sufrió un infarto muy severo, como el mismo comenta: “Volví a nacer, superé mis problemas y llegó un momento en el que me planteé que podía hacer yo para ayudar a otras personas”. Un caso muy loable. ¿Pero qué con ese restante 77% de la población que no es voluntaria?.

“El voluntario que tiene un compromiso continuado y sistemático, es el que tiene un puesto fijo de trabajo”

“Nos ponemos impedimentos que en realidad no tenemos porque, como yo siempre digo, si quieres, puedes”

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Los motivos para no ser voluntario a menudo son los mismos. Según el CIS, la falta de tiempo es un factor muy importante, el 35,6% de la población lo ponen como excusa, mientras que el 34,7% alegan falta de interés. La falta de interés se podría aceptar, pero, para estos voluntarios y responsables del área alegar una falta de tiempo no es una excusa. Según Rosa Navarro, preguntada acerca de si es compatible tener un puesto de trabajo y ser voluntario, lo tiene claro: “Perfectamente” y añade “Me atrevo a afirmar que el voluntario que tiene un compromiso continuado y sistemático, es el que tiene un puesto fijo de trabajo”. Algo con lo que coincide Adelina García, una de las responsables del área de Voluntariado de Mayores en la Cruz Roja: “No existe un estándar establecido en el que el voluntario tenga que hacer un número determinado de horas, depende mucho de la actividad, de las necesidades de cada usuario y de la disponibilidad que el voluntario tenga, por lo tanto, hay un margen de flexibilidad que permite que personas que tienen sus propias responsabilidades de trabajo y familia, puedan aportar esa ayuda, a lo mejor no tanto como alguien que disponga de más tiempo, pero pueden intervenir perfectamente”. Rosa Navarro incluso argumenta que han llegado a tener desde voluntarios que acudían dos o tres veces por semana, hasta aquellos que sólo colaboran una vez al año en determinados eventos. José Silverio lo sabe muy bien, como voluntario opina que “Si de verdad quieres y lo sientes, sacarás el tiempo de donde sea, ya trabajes diez horas diarias o todos los días de la semana, obviamente será más difícil pero no resulta imposible, nos ponemos impedimentos que en realidad no tenemos porque, como yo siempre digo, si quieres, puedes”.

 

Lo que se consigue con ser Voluntario

“Con los voluntarios que están colaborando en domicilios se genera un vínculo muy fuerte”. Esta frase de Adelina García resume lo que muchos voluntarios sienten y reafirmar su deseo de seguir ayudando. “Llegas a implicarte mucho porque, cuando ves a gente tan sola y que simplemente con una llamada de teléfono los haces sentir bien, eso te llega” comenta José Silverio. Otra de sus compañeras voluntarias, María Dolores Mármol, de 55 años y actualmente desempleada, ha encontrado un refugio y una vida plena en la acción del voluntariado: “Cuando llegas a tu casa por la noche después de un día allí, te sientes bien, lo notas” coincide, a lo que añade que “Son gente con mucha ternura y cariño para dar y que se encuentran realmente solos. A veces llegas a ser incluso más que un familiar, porque en muchos casos o no tienen familia o esta no llega a implicarse con ellos tanto como nosotros”.

cruzrojaLa compañera de ambos, Pura, coincide en que: “A veces me paso hablando con una persona hasta una hora, te encuentras a muchas personas que necesitan que las llames, aunque sólo sea para contarse lo que han hecho ese día, y que con tan poco, sólo escuchar, te dan las gracias”. Ella conoce desde siempre muy bien la acción del voluntariado pues, antes de ser voluntaria, su madre era usuaria de la teleasistencia, “Mi madre contaba con este servicio, ya que mi hermana y yo trabajábamos y pasaba mucho tiempo sola, y estaba tan contenta y hablaba tanto del cariño que le aportaban, que me interesé por ello”.  Y no sólo se trata del cariño que se recibe, según Adelina García, se trata sobre todo de mejorar la calidad de vida de las personas. “Hemos llegado a situaciones en las que hemos tenido a una persona mayor encamada, sin ganas de nada, y al mes de asignarle un voluntario, lo veías salir a la calle con su andador, prácticamente trotando” comenta ilusionada. No es sólo lo que das, también es lo que recibes.

De esta manera el voluntario se convierte en un trampolín para esa persona mayor, es el que hace que se rompa ese círculo vicioso en el que se encuentra, por esa falta de apoyo que tiene para realizar actividades que fomenten su autonomía.

Botón de la salvación

colgante_teleasisntenciaSon muchos y muy diversos los programas de ayudas a mayores dispensados por la Cruz Roja. El más conocido es el de la teleasistencia, y la Cruz Roja fue pionera en su implantación. Se trata de un teléfono inalámbrico que se instala en la casa, que se complementa con un colgante o pulsera que la persona mayor debe llevar siempre puesta, de manera que si a la persona mayor le pasara cualquier cosa: se cae, le da un mareo, se le ha quemado algo o incluso simplemente oiga un ruido y no se sienta segura, esta pulse ese botón, conocido coloquialmente como “botón de la salvación”. Inmediatamente, desde un centro de coordinación que funciona las 24 horas, sale en la pantalla toda la información de esa persona: nombre, apellidos, edad, enfermedades que tiene, etc., la persona que este al cargo en ese momento se pondrá en contacto con esa persona para ver lo que le ha pasado, esté donde esté, sin que el mayor accidentado tenga que coger el teléfono. Esa persona llamará al servicio que corresponda, bien sea la policía, los bomberos, el 061 o la propia Cruz Roja.

Otras ayudas con los “Vehículos de transporte adaptado” de los que dispone Cruz Roja, los usuarios de estos vehículos son personas dependientes, personas mayores, que quieran asistir a la realización de talleres sobre gerontogimnasia o hábitos saludables y no puedan llegar por sus propios medios, se les ofrece este servicio de traslado y vuelta a su domicilio. Y otro programa muy importante, el de ayudas técnicas, que son necesidades puntuales que tiene la persona mayor, que, por ejemplo, va a hacer un gasto y comprarse una silla de ruedas cuando en realidad sólo la va a necesitar por un tiempo, la Cruz Roja se encarga de proveer a esta persona de esas “herramientas” puntuales que le hacen falta. Lo mismo ocurre con colchones y camas articuladas, o una grúa para poder mover a la persona mayor.

Por otro lado, el LOPE, localizador de personas por satélite, es una teleasistencia móvil enfocada a personas que ya presentan un gran nivel de deterioro cognitivo, con el cual están monitorizados constantemente, sin ningún botón que pulsar. La familia también tiene acceso a este localizador, de manera que pueda tener a la persona mayor controlada en todo momento.

Según Adelina García, medidas como estas pretenden “Fomentar la autonomía de la persona mayor a la vez que tranquiliza a la familia que tiene esa constante preocupación por la seguridad de sus familiares mayores”.

El fomento de los cuidados en casa y la ley de dependencia

“Que haya una ley que quiera fomentar la autonomía y prevenir la dependencia, es muy necesario, sobre todo en un país tan envejecido poblacionalmente como España” opina la docente Raquel Lorente. Sin embargo, también añade que hay mucho general y muy poco particular. “Es muy necesaria pero se ha retrocedido bastante en cuanto al planteamiento inicial, no está bien organizada para que realmente sea efectiva”. Un ejemplo muy evidente es la denegación, en muchos casos, de las prestaciones económicas para cuidadores no profesionales, un caso que se ha visto agravado por la crisis, y que afecta a muchas personas dependientes. “Es irreal que alguien pueda hacer algo así, porque si se demuestra que una persona está en situación de dependencia realmente necesita esa ayuda y quizá mejor cuidado que en casa no va a estar” opina Lorente.

Casos como estos, en los que se deniegue una compensación económica supuestamente para prevenir “el pillaje” son muchos y cada vez el problema es más grande. Cuesta mucho cuidar a una persona en situación de dependencia, pero igualmente cuesta mantenerla si no se tienen ayudas. Con ello, ¿se están fomentando los cuidados en casa apoyados por enfermeros o fisioterapeutas que proporcionen apoyo o lo que se fomenta en realidad es el ingreso de la persona mayor en una residencia?.

Se diría que pensar en el bien de la persona con dependencia es lo más conveniente. Pero quizá muchas veces no es así.

Arte y Cultura como terapia y modo de interacción social

Muchas son las opiniones que afirman que la realización de actividades diarias y excursiones fomentan la autonomía y ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas en situación de dependencia. Con este motivo, el Museo de Bellas Artes de Murcia (MUBAM), ofrece desde hace unos mees una actividad cultural y social llamada “Proyecto Alzheimer MUBAM”, que consiste en un programa de visitas guiadas para pacientes de Alzheimer y sus familiares y/o cuidadores. Estas visitas se dan en torno a una serie de obras previamente seleccionadas por profesionales sanitarios y personas expertas en Historia del Arte, Didáctica y Educación, y se muestran a este público con el objetivo de mejorar su memoria y sus capacidades cognitivas.

Para ello, estas personas son evaluadas antes, durante y después de cada uno de estos visionados, en temas de memoria, emociones, atención, conducta y observaciones de los familiares o cuidadores. Estas terapias se ha demostrado que pueden lograr no solo posibles retrasos del envejecimiento cerebral, sino también, y lo que es más importante, que las personas con Alzheimer se encuentren motivadas, ya que se incentiva el fomento de hábitos saludables con la participación en la vida cultural y social de la personas con Alzheimer y sus acompañantes.

 Este proyecto de investigación que une arte, museo, educación, terapia y medicina, pionero en esta línea en España, se inició en el 2008 siendo uno de los pocos que se llevan a cabo en Europa. Puede participar todo aquel que lo desee pidiendo previa cita en el museo. Una actividad muy saludable a la par que enriquecedora.

Una de las sesiones en el MUBAM
Una de las sesiones en el MUBAM

Un nuevo libro explicará a los niños cómo es la vida en una residencia de mayores

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La publicación, titulada ‘Mi nuevo hogar’, la ha realizado la compañía de personas mayores y dependientes SARquavitae

La compañía especializada en atención a personas mayores y dependientes SARquavitae acaba de publicar el libro ‘Mi nuevo hogar’, que tiene como finalidad que los niños entiendan cómo es la vida en una residencia para mayores, y que pretende ser una herramienta útil para padres y educadores para explicar a los más pequeños el cambio de domicilio de los abuelos.

Libro para explicar a los niños la vida en una residencia geriátrica

Tras la publicación, las residencias que SARquavitae tiene en diferentes comunidades, realizarán presentaciones de la obra, haciéndolas coincidir con los días Internacionales del nieto y de la familia.

El libro, editado por SARquavitae con ilustraciones de  Carmina del Río, está escrito en verso para facilitar con su musicalidad la lectura a los más pequeños y pretende servir de herramienta a padres y educadores para explicar de una manera sencilla y comprensiva el ingreso de los familiares queridos en un centro residencial.

«En muchas ocasiones, los más pequeños tienen dificultades para entender este cambio en su entorno familiar», destacan desde la compañía.

Los centros SARquavitae recibirán también visitas de alumnos de diferentes centros educativos cercanos así como de los nietos y bisnietos de sus residentes.

Cuentacuentos, representaciones teatrales, presentaciones de personalidades ilustres, lecturas intergeneracionales entre residentes y alumnos de primaria son algunas de las actividades propuestas por los centros para dar a conocer la obra.

El coste de la dependencia en 2013 fue de 6.509 millones de euros

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Los profesores de la Universidad de Valladolid Mª Dolores de Prada y Luis M. Borge, son los autores de un estudio que profundiza en el coste de la dependencia en España y en la forma en la que se ha venido financiando. Se trata del primer estudio que aborda estos aspectos desde una perspectiva global y cuyo objetivo es la transparencia de las cifras que, desde la puesta en marcha de la Ley de la dependencia en 2007, se han venido manejando.

 silla-de-ruedasAlgunas de las conclusiones del mismo son que, el coste total de la dependencia en España fue de 6.509 millones de euros en 2013, lo que supone un coste individual medio por beneficiario de 8.695 euros al año. Respecto a la financiación, los usuarios financian el 28,7%, mientras que las comunidades autónomas se ocupan del 16,5%. La Administración General del Estado, a través de la fi nanciación directa del nivel mínimo de protección, participa en el 17,90 % del coste total. Además aporta un 36,8% de financiación adicional a las Comunidades Autónomas para reforzar el estado del bienestar en función de criterios relacionados con la dependencia.

 El estudio detalla además el coste y la financiación por servicios y prestaciones económicas y concluye que “la estructura de servicios y prestaciones que tenga cada comunidad autónoma va a ser determinante a la hora de establecer el coste de la dependencia. Dada la gran diversidad entre las mismas, el coste de la dependencia variará notablemente entre las comunidades.

Fuente: Fundación Caser y descarga del estudio 

La eterna coyuntura: ¿residencia o cuidados en el hogar?

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Los mayores valoran positivamente su independencia y el 87’3% prefieren vivir en su casa

El número de personas mayores que viven en residencias se ha triplicado en los últimos 10 años, pasando de 96.338 personas en 2001 a 270.286 en 2011

“La familia es un mediador del mantenimiento y mejora de los factores físicos, psicológicos, y sociales del adulto mayor»

“Cuando se producen cambios muy drásticos, las personas mayores está demostrado que sufren un escalón hacia la fragilidad”

 

El número de personas mayores que viven en residencias se ha triplicado en los últimos 10 años, pasando de 96.338 personas en 2001 a 270.286 en 2011, lo cual representa el 60,9% de la población española que reside en viviendas colectivas, según los nuevos datos ofrecidos por el INE para los Censos de Población y Vivienda 2011. Además, el número de mujeres alojadas en residencias es muy superior al de los hombres, habiendo 2,18 mujeres por cada hombre.

Asimismo, también es importante destacar que el grupo de edad mayoritario en residencias, 75.925 personas, se encuentra entre los 85 y los 89 años. De estos, el 7,4% son hombres y el 20,4% mujeres. Sin embargo, según datos del Imserso en 2011, nos encontramos, en contraposición, con que los mayores valoran positivamente su independencia y el 87’3% prefieren vivir en su casa.

Son muchos los factores que llevan a decidir a los familiares el internar a una persona mayor de su familia en una residencia. Pero muchos se preguntan si en realidad están tomando la mejor decisión. Beatriz Bonete López, profesora de Psicología de la Salud de la UMH opina que “Si la persona mayor todavía no tiene un deterioro cognitivo, ningún problema mental o alguna patología grave es mucho más beneficioso que permanezca dentro en su entorno, rodeado por los suyos y no someterlo a un cambio drástico, si en este caso la persona deseara permanecer en su hogar”. Ya que no es menor la tendencia de ciertas personas mayores a abandonar su hogar para ir a vivir a una residencia.

Se sabe que más de 4,4 millones de personas viven solas, esto es el 24% de los hogares españoles. La mayoría viven en sitios rurales, a menudo sin muchos medios y muy aislados. En este caso, sería acertado decir que lo mejor para ellos sería vivir en una residencia, que es precisamente lo que señala Paula Peral Gómez, Profesora asociada de Grado de Terapia Ocupacional de la UMH: “Imaginemos un caso en el que la persona mayor no tiene familia directa y es independiente para la mayoría de las actividades pero quiere vivir en un entorno más seguro, con mayor compañía y mayor control médico. En este caso podría resultarle ventajoso el ingreso en una residencia”.personasmayoresqvivensolas

Sin embargo, hay una serie de inconvenientes si se trata de personas mayores que viven en casa y están acostumbrados al ambiente familiar. Ninguno de los dos caminos es fácil, pues el decidir que la persona permanezca en su entorno, rodeado de los suyos, necesitando cuidados permanentes también conlleva una serie de inconvenientes.

 Nada como el hogar

Normalmente, la mayoría de las personas mayores tienden a preferir quedarse en casa en lugar de vivir en una residencia. Uno de los aspectos más positivos de que el anciano permanezca en su casa es que tiene una serie de rutinas establecidas, que es algo muy importante para no decaer en problemas mentales. Es una rutina que no se adquiere en una residencia, por mucho que allí las establezcan, porque es su hogar y lo conoce mejor que nadie, sabe dónde tiene sus cosas, no echa nada en falta y es algo que ha adquirido a lo largo de los años. No lo estamos acostumbrando a algo nuevo.

Permanecer en un ambiente conocido no le causa ansiedad, lo que si le causaría cambiar a un ambiente nuevo, tener que adaptarse a un sitio que no conoce y a gente que no conoce. Estos cambios en una persona mayor son mucho más impactantes que en personas jóvenes. “Cuando se producen cambios muy drásticos, las personas mayores está demostrado que sufren un escalón hacia la fragilidad” opina Beatriz Bonete, algo a lo que Miguel Ángel Larrosa Sánchez, Profesor asociado al Grado de Enfermería en Enfermería del Envejecimiento por la UMU, añade: “Mantener la relación familiar, la sonrisa, caricias y el trato familiar son insustituibles para el anciano”. Una relación que la decisión de internarlo en una residencia tiende a erosionar.

Si no se opta por internar a la persona mayor en una residencia, siempre existen otras ayudas externas: los centros de día o personas versadas en cuidados geriátricos ayudando a domicilio, ayudan a complementar los cuidados de las personas mayores. Existen soluciones para poder compaginarlo todo. “Yo creo que para los cuidados de una persona mayor en el hogar siempre se necesita formación, para tener una guía de cómo hacer la cosas” señala Bonete. Por todos estos aspectos es muy importante la formación: cursos de enfermería o másteres en gerontología son herramientas fundamentales. O la simple guía de una asociación o el cuidado con de una persona experta en cuidados que acuda al hogar a cuidar del anciano con la colaboración de los parientes como complementación de estos cuidados.Las asociaciones de mayores o la Cruz Roja, por ejemplo, son una gran fuente de ayuda.“Es importante que el familiar que se encuentre a cargo de esta persona dependiente no trate de abarcarlo todo él sólo. Es muy importante que busque ayuda, que se informe, que hay muchísima información sobre estos temas” añade Bonete.

Residencias plus vida

Según Jesús Rodríguez Marín, Catedrático de Psicología Social de la Salud de la UMH el momento de internar a una persona en una residencia se produce: “Cuando, por las razones que sean, no puede valerse o por sí mismo, y puede generar o implicarse en situaciones de peligro, o cuando la familia no puede (o no quiere) ofrecerle la ayuda que necesita”. Esas ventajas que tiene el hecho de que el anciano permanezca en el hogar no sirven de nada si los familiares no pueden ocuparse de la persona mayor por tiempo o por requerir atenciones especiales. Ante esto, la residencia nunca será una mala decisión. “Las residencias también están ahora más actualizadas, no tienen horarios preestablecidos tan estrictos, organizan actividades para el disfrute de los mayores y que forman parte de su cuidado diario, etc, de manera que la persona mayor tiene mucha más calidad de vida en la actualidad que hace algunos años viviendo en una residencia” opina Bonete, a lo que Larrosa añade: “Puede evitar el aislamiento social, cuidados profesionales, activar iniciativas en el anciano aprovechando sus habilidades y capacidades”.images

Familia ante todo

Sin embargo, todos los cuidados y atenciones que pueda recibir en una residencia no sirven de nada sin el papel de la familia en su vida. “La familia es un mediador del mantenimiento y mejora de los factores físicos, psicológicos, y sociales del mayor. Ignorar esta dimensión psicológica relacional amplificará  los handicaps de los padres ancianos” opina Rodríguez. Una vez que ingresan en una residencia, su vínculo con el pasado y su vida anterior son sus familiares, y quienes deben mantener vivo ese recuerdo y evitar que “ese escalón de fragilidad” que comenta la profesora Bonete sea menos brusco.

La contraproducente infantilización

La infantilización es una tendencia por la cual una persona adulta tiende a volver dependiente a un familiar mayor a través de correcciones y quitándoles su autonomía. A menudo no lo parece, pero la autonomía del anciano es muy importante. “Hay que fomentar su autoestima, respetar sus gustos en el vestir, no dejarles que se abandonen y procurar que todo lo que puedan hacer por si mismos que lo hagan, no lo hagamos nosotros por ir más deprisa” señala Miguel Ángel Larrosa. Esta tendencia les induce a depender más de los demás, al no dejarles que hagan las cosas por sí mismos se bloquean y tienden a olvidar cómo se hacen. “Se tiende a sobreproteger a los mayores infravalorando sus capacidades o creyendo que así se les ayuda y se les cuida más. Sin embargo, esto es contraproducente puesto que las actividades diarias son el entrenamiento y el ejercicio diario que ellos realizan y si se les censura al no practicar perderán más capacidades” opina la profesora Paula Peral.

A menudo se tiende a pensar que al llegar a una edad, padres e hijos se intercambian los papeles, pero esta tendencia convierte al adulto mayor en apenas un bebé que no sabe desenvolverse sin la ayuda de otros. Lo que debemos hacer es tener paciencia con ellos, dejar que hagan las cosas a su modo y a su tiempo. Porque de otra manera los volvemos inútiles, poco funcionales y totalmente dependientes. Por todo ello, hay que tratar de evitar la infantilización, ya que, tal y como afirma Rodríguez Marín: “Quitarles su autonomía innecesariamente es ponerlos en el camino de la incapacidad”.

Diario de un cuidador

Portada del libro "Diario de un cuidador"
Portada del libro «Diario de un cuidador»

“Me llamo Pablo A. Barredo. No soy un héroe. Yo sólo he sido un cuidador de Alzheimer más. Ahora, soy cuidador de cuidadores. Y este, es mi diario”. Esta es la frase que corona la página web de “Diario de un cuidador”, en la que esta persona, Pablo Barredo comparte sus experiencia con otras personas que han sido y son cuidadores de sus familiares ancianos y dependientes con el objetivo de paliar ese escurridiza tendencia a la que los expertos catalogan como síndrome del cuidador.

 Tras el fallecimiento de su padre, el 14 de abril de 2008, Barredo tuvo que poner su vida personal en pausa, para dedicarse a tiempo completo al cuidado de su madre, a la que diagnosticaron Alzheimer poco tiempo después. Tras cinco años de cuidados, su madre falleció, pero no su deseo de compartir su experiencia con otras personas que pasaron por lo mismo y, que al igual que él, se sintieron solos, desanimados y necesitaron en todo momento hablar de con otras personas que pasaron por lo mismo y compartir sus experiencias.

Hoy en día, es una destacada personalidad en el mundo de las asociaciones de Alzhéimer y ha publicado un libro, recopilación de todo lo escrito en su blog, titulado “Diario de un cuidador” que cada día sirve de consuelo y ánimo a miles de personas que están pasando por la misma situación que él.

A través de su página web www.diariodeuncuidador.com, facebook y blogspot llega constantemente información, opiniones y aspectos sobre los cuidados de la dependencia que pueden servir a cualquiera que necesite darse cuenta de que no están solos.

¿Ley “pro-mayores”?

La Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia y a las familias de España, más conocida como «ley de dependencia», es una ley española que sienta las bases para construir el futuro Sistema Nacional de Atención a la Dependencia, que financia los servicios que necesitan las personas dependientes, bien por sufrir una enfermedad o suceso que los incapacita para desarrollar una vida normal, o que al llegar a la vejez se garantice un sustento mínimo.

“En general, la ley es buena. El gran problema es que no hay medios económicos para ponerla en la práctica de una forma adecuada” es lo que opinan expertos como Rodríguez Marín, para quien la ley de dependencia no se está llevando a la práctica de la forma adecuada. Lo cierto es que, podría pensarse que en tiempos de crisis, las ayudas a la dependencia serían algo intocable, pero no es el caso.

La actual reforma de la ley de dependencia rebaja en un 15% las prestaciones económicas a los cuidadores familiares, establece el copago para las medicinas y la rebaja hasta en un 13% del mínimo de dinero que reciben las comunidades por cada dependiente. “Creo que lo que se propugna ahora es primero el anciano a la residencia y si no hay plaza entonces si tiene suerte la familia recibirá una pequeña ayuda para que esté en su casa, se propugna que el anciano no esté con la familia” señala, por ejemplo, el profesor Larrosa, para quien la ley de dependencia es casi contraproducente. “Las prestaciones no se ajustan a las necesidades reales y además tardan en llegar. En la Comunidad Valencia esta situación es todavía más llamativa, las prestaciones son peores y la figura del Valorador la puede desarrollar un grupo amplio de profesionales que no tiene por qué estar relacionado con disciplinas sociales ni sanitarias, con las inexactitudes y confusiones que esto puede suponer en los resultados de las valoraciones” opina la docente Paula Peral.

Cabría pensar que para qué existe entonces una ley de dependencia que no ayuda a la dependencia, si no más bien, pone trabas a la dependencia.

El síndrome del cuidador

“Cuidar a una persona mayor implica una dedicación importante de tiempo y energía. Conlleva tareas que pueden no ser cómodas y agradables. Suele implicar dar más de lo que se recibe. Es una actividad que, normalmente, no se ha previsto y para la que, en general, no se ha sido previamente preparado. Y todo ello tiene sus efectos físicos y psicosociales, que deben ser tenidos en cuenta”, de esta forma describe Rodríguez Marín los efectos de este síndrome, muy conocido entre los cuidadores y poco reconocido por la sociedad.

Gráfico que muestra los datos estadísticos sobre cuidadores
Gráfico que muestra los datos estadísticos sobre cuidadores

 Según datos del INE en 2008 este papel del cuidador recae, en el caso de los hombres, un 38,8% en el cónyuge o pareja de la persona dependiente, y en el caso de las mujeres, un 35,4% esta labor recae en las hijas. Tener a un adulto mayor con una dependencia a cargo de otra persona, normalmente un familiar, es cada vez más común y a la vez muy contraproducente. Toda la vida de ese cuidador estará centrada en cuidar de esta persona, tanto que descuidará sus relaciones sociales y se encontrará en una situación de gran soledad.

 Por ello, el cuidador debe aprender a cuidar mejor de sí mismo; estar dispuesto a buscar la ayuda de otras personas con experiencias similares; dedicar tiempo a realizar actividades recreativas y sociales; buscar y encontrar otras fuentes de apoyo emocional, tales como reforzar las amistades o crear nuevos amigos. Debe tener conocimiento de los riesgos psicosociales que supone centrarse en el cuidado de otra persona, para poder mantener su calidad de vida, de forma que, a la vez, pueda contribuir a la buena calidad de vida de la persona cuidada.

Paula Peral recomienda “repartir los cuidados con otros miembros de la familia o cuidadores, acudir a centros donde oferten soluciones de descarga familiar y reservar un tiempo a la semana para el cuidado del propio cuidador, como tiempo de descanso, tiempo de ocio, etc.”. Organizaciones como la obra Social La Caixa con el programa “Un cuidador, dos vidas” tratan este problema para hacerlo llegar a la sociedad y tratar de poner fin a este síndrome, que cada vez afecta a más personas en España.

Diario de un cuidador

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imagesEste es el título del interesante manual publicado por Pablo Barredo,  un hombre que dejó su vida para cuidar a su madre enferma y que ha decidido que el resto de su vida pasa por seguir peleando al lado de los que luchan cada día contra el alzhéimer. Temas como los cuidados del mayor dependiente o el síndrome del cuidador se abordan en él. Un manual indispensable para todo aquel abordado por la misma situación.

Más información, entrevista con el autor incluida, en:

https://colaboracion.imserso.es/entornoColaboracion/view/artefact.php?artefact=807&view=110